domingo, 25 de septiembre de 2022

25 bandas esenciales del emo argentino

Hace algunos años atrás hice un especial sobre emo chileno, porque me parecía que mantenían un estilo en común. En Argentina no me parece así pero si hay una línea que va desde Mofa, Flores del Sol o Whisper hasta bandas más actuales que no conozco. Es cierto, como dice la nota que antes está No Demuestra Interés con Mensaje no preciso de imagen o Despertar con Llegando. Y también están ahí cerca Restos Fósiles y Eterna Inocencia

Por Rosario esas bandas nos inflenciaron totalmente a Crimental y un poco a Desesperanza. Sin olvidar a La última canción del mundo que era decididamente sceamo.

Es una alegría encontrar una reseña sobre toda esta movida tan importante para el hardcore punk local. Al menos para mí, que tanto gusto de estas bandas que pueden expresar su sensibilidad y pasar de gritar a intentar cantar con melodía en un instante. Me quedo mas con ese estilo que cuando el emo-core se acerca al post-rock o al math-rock. Pero es solo una cuestión de gustos. En esta nota lo lindo es el recorrido exhaustivo por las bandas del género.

Si bien muchos aún piensan que el emo es como el personaje de Capusotto, o que solo se trata de las bandas que pasaba MTV a principios de los 2000, el género tiene una historia muy rica, cuyas bases se remontan a mediados de los ochenta cuando Hüsker Dü (más precisamente con su disco Zen Arcade de 1984), Rites of Spring (Rites of Spring, 1985), y Embrace (Embrace, 1986) -todos artistas provenientes del hardcore y el punk- deciden bajar las revoluciones y expresar en sus letras cuestiones más personales. La leyenda cuenta que un crítico musical, luego de escuchar Embrace, decide llamar a eso “emocore” -acrónimo de “emotional” y “hardcore”-, y aunque a Ian MacKaye, líder de de la banda (antes en Minor Threat y luego en Fugazi), esto le pareció “una estupidez”, no importó: la etiqueta había llegado para quedarse.

Las primeras aproximaciones en Argentina fueron a comienzos de la década del noventa y con un recorrido parecido: un puñado de personas provenientes de la escena de Buenos Aires Hardcore (tanto bandas como público) que eligieron disminuir la velocidad del ritmo y elevar su sensibilidad para una nueva forma. Mensaje no preciso de imagen (1995) de No Demuestra Interés; y Llegando (1996) de Despertar, entre otros, sentaron las bases del post hardcore argentino. Casi al mismo tiempo, Eterna Inocencia y Restos Fósiles se convertían en los paladines del hardcore punk melódico más sensible y cancionero. En ambas expresiones, en esa mezcla, en esa búsqueda, en esa emotividad a los gritos, se puede encontrar el germen de eso que hoy nos congrega.

Leer nota completa de Claudio Kobelt en Indie Hoy.

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